Casimiro Cobo, uno de nuestros panaderos

Todo comenzó en los años 20 del siglo XX cuando el abuelo de Casimiro comenzó a hacer pan en la Vega de Pas, un encantador pueblecito cántabro en el corazón de los Valles Pasiegos, para venderlo en Ontaneda.

Los años de la Guerra Civil acabaron con la actividad panadera de la familia, que optó después de la contienda por la explotación ganadera como sustento familiar. Hasta que a finales de los años 50 Casimiro retoma el oficio tradicional de su abuelo y pone en marcha el horno de leña, para hacer de nuevo pan en la Vega de Pas.

En esos primeros años de andadura, en un obrador sin luz eléctrica, y amasando a mano toda la familia, se elaboraban los panes. Estos panes comenzaron a labrar su propia leyenda y muy pronto familias de toda la comarca se acercaban a comprar el pan de Casimiro.

Compró una bicicleta con carrito y así aumentó el volumen de su negocio dando pedaladas hasta Selaya o San Pedro del Romeral para dejar panes y con las ventas de esa bicicleta pudo comprarse su primera furgoneta de reparto.

Sin luz eléctrica, pudieron ampliar su producción amasando con una máquina atada a un caballo dentro del obrador, posteriormente cuando llega la luz esa misma amasadora se conecta a la corriente y un nuevo avance del negocio, los expande a los mercados regionales.



Con el paso de los años se amplía el negocio con la compra de un despacho y obrador de pan en Selaya, y toda la familia ayuda para que el pan de Casimiro se consuma en la totalidad de los Valles Pasiegos y el resto de la región.

La historia de Casimiro Cobo y su familia es la historia de un panadero enamorado de su trabajo, del pan y la harina. Enamorado del trabajo duro, del servicio al cliente y del respeto al producto. Es la historia de unos años duros llenos de esperanza y el triunfo de la constancia, ésta es la historia de muchos de nuestros panaderos.

Es la historia de Casimiro Cobo y su familia panadera.